LOQUILLO lanza SONRÍE, su nuevo single

Domingo 14 de Junio del 2020

 

 

 

Hace poco más de un año nos encontrábamos en los Music Lan Studios , en la comarca de Ampurdán, inmersos en la grabación de El Último Clásico.

En aquellos días de labor intensa, disciplina creativa e inspiración a raudales, trabajamos con mucho material. La mayoría de él es lo que quedó plasmado en el álbum. Pero también dimos vueltas y exploramos algunos temas que, como ocurre en casi todas las grabaciones, pierden peso en favor del empuje ascendente de otros.

Es el caso de Sonríe, un soberbio tema de Sabino Méndez que desde el primer momento nos sugería imágenes de baile, de júbilo, de calle. El Loco me pidió que la aproximara a ese tipo de canciones rock con esencia latina, al estilo de lo que hacía Mink DeVille.

 

 


 

 

 

Nos pusimos a ello. Como en el resto de la grabación, utilizamos simultáneamente las dos consolas del “Estudio 1” de Music Lan : una Solid State Logic 4000 y una Neve 8036. Ahí es nada. Además, hicimos que la señalpasara por un magnetofón analógico de 24 pistas, que aporta tanta fuerza y verdad al resultado final. Laurent Castagnet y Alfonso Alcalá armaron la sólida y potente base que acostumbran a crear juntos. Pura magia. Lucas Albaladejo hizo sonar como sólo él sabe un piano eléctrico Wurlitzer de los años 70. Nos llegó el turno a Igor Paskual y a mí mismo, armado él con su inseparable Grestch Chet Atkins y yo con una Telecaster Deluxe pasada por un eco de cinta Fulltone. El Loco me sugirió grabar encima una guitarra española, idea que resultó acertadísima y que contribuyó a crear ese ambiente tan evocador que buscábamos. El esqueleto del tema sonaba caliente, impetuoso y audaz. “Añadamos percusión, ¡Claro!” y el güiro, la campana y la conga nos pusieron a bailar.

Y ahí quedó.

Pasaron los meses y el disco se editó. La promoción, el vértigo y la ceremonia prodigiosa de preparar una nueva gira. Y cuando nos disponíamos a recorrer el país para mostrar nuestro trabajo en decenas de ciudades, nos sorprendió a traición la maldita pandemia.

Tras duras semanas de incertidumbre, tocaba levantarse de nuevo y volver a vivir. El Loco me llamó y me dijo: “Terminemos aquel tema”.

Y la máquina, siempre engrasada y a punto, se puso en marcha. La tecnología, que nos ofrece prodigios que hace un par de décadas hubiéramos tachado de brujería, nos permite ahora conectar un estudio de
grabación con un hogar.

Y rematamos lo que habíamos empezado un año atrás... fue sólo una cuestión de voluntad y empeño. Como siempre, todo el mundo entregó lo mejor de sí mismo.

Sólo añadir que, como productor, agradezco el trabajo inestimable de Jordi Solé, ingeniero de sonido en Music Lan , por su paciencia y buen hacer.
Y así acaba esta historia. O empieza. Esta no es una canción de balcón.
Es una canción para bailar en la calle.

Mírame así. Sonríe.

 

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